Entre los paquetes de ayuda aprobados por el Congreso y los estímulos monetarios otorgados por la Reserva Federal, ya hemos alcanzado los 10 billones de dólares. Y aún así, según algunos economistas, no será suficiente para prevenir una mayor erosión económica.

En una carta dirigida al Congreso y firmada por más de 100 personas, entre ellas los ex presidentes de la Reserva Federal Ben Bernanke y Janet Yellen, los autores advierten a los legisladores que, aunque se han asignado "niveles de apoyo económico sin precedentes" para familias y empresas afectadas por el bloqueo, "es necesario hacer más". El Congreso debe aprobar un "proyecto de ley de ayuda polivalente de una magnitud proporcional a los desafíos a los que se enfrenta nuestra economía", insta la carta.

Esta cantidad récord de gasto e impresión de dinero preocupa seriamente a muchos economistas y analistas de mercado. Uno puede estar de acuerdo o no con estas preocupaciones, evidentemente, pero no se puede negar que estamos en aguas financieras y económicas inexploradas. En esta línea, sería una razón más que suficiente para asegurarse que nuestra cartera tenga una exposición adecuada al oro y acciones de minería de oro para tratar de protegerse contra la posible inflación, la devaluación de la moneda y el colapso de los precios de las acciones.

Más de la mitad de los 3 billones de dólares en fondos de rescate autorizados por el congreso estadounidense se han distribuido hasta la fecha, y tenemos noticias que el presidente Trump está considerando un paquete de infraestructuras de un billón de dólares.

La Fed ha anunciado recientemente que comenzará a comprar bonos corporativos además de los ETF de deuda corporativa que ya ha comprado. Tiene la capacidad de comprar hasta 750 mil millones de dólares de crédito corporativo a través de su Secondary Market Corporate Credit Facility (SMCCF).

Gracias a estas compras, su balance se ha disparado por encima de los de 7 billones de dólares, lo que representa casi un tercio de toda la economía de los Estados Unidos, significativamente por encima del nivel del 6 por ciento del PIB en 2006, cuando Alan Greenspan dejó la Reserva Federal.


Fuente: Frank Talk U.S. Global Investors


Combinado con tipos de interés cercanos a cero, estas actuaciones han provocado una oleada de endeudamiento corporativo. En los primeros cinco meses de 2020, las empresas estadounidenses han emitido más de 1,12 billones de dólares en deuda con grado de inversión, más que en todo el año 2019. Y esto es sólo con grado de inversión. Si incluimos los bonos de menor calificación, las cifras serían aún más altas.


Fuente: Frank Talk U.S. Global Investors


Como resultado, podemos ver un aumento en la participación de las empresas "zombi", o aquellas cuyos "costes de servicio de la deuda son más altos que sus beneficios, pero se mantienen vivas por medio de préstamos constantes", según un informe de Axios. Actualmente estas compañías representan el 18,9 por ciento del total, y esta tasa podría subir pronto más allá del 20 por ciento, o una de cada cinco empresas de EE.UU.


Fuente: Frank Talk U.S. Global Investors


Pero esto no es un problema exclusivo de los Estados Unidos y las políticas expansivas de La Reserva Federal. Según el Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), la cifra de impagos de bonos corporativos mundiales ha aumentado a 50.000 millones de dólares en el segundo trimestre de 2020, a pesar de los históricos bajos tipos de interés y la alta liquidez.

Tortsen Sløk, economista jefe de Deutsche Bank, se refirió a los riesgos inherentes de las empresas zombi en una nota a clientes donde señalaba que dichas empresas "son menos productivas, y su existencia reduce la inversión y el empleo en empresas más productivas".

Como describe Daniel Lacalle:

“El mantenimiento y el incremento de empresas zombi destruye cualquier efecto positivo de la reestructuración y la innovación. Además, para mantener el flujo de caja y mantenerse vivas, las empresas están recortando la inversión en innovación, tecnología e investigación. Mientras, pequeñas empresas que no poseen activos reales o no tienen acceso a deuda se cierran todos los días. En la mayoría de economías desarrolladas, en las que el 80 por ciento del empleo proviene de pequeñas empresas, el "rescate de todo" se está convirtiendo en una transferencia masiva de riqueza de la nueva economía a la vieja economía, lo que impide una recuperación más sólida y productiva.

Los sectores de baja productividad y endeudados sobreviven, creando un incentivo perverso que beneficia la mala inversión y la mala asignación de capital. Además, como esos sectores ya tenían un exceso de capacidad y problemas estructurales, su rescate no conduce a una mayor creación de empleo o a una mayor inversión. Y además, es probable que los sectores de alta productividad sufran el aumento de la carga fiscal después de que los planes de rescate de los gobiernos disminuyan el potencial de empleo y la probabilidad de que aumenten los salarios reales a medida que se estanca el crecimiento de la productividad.”

Por estas y otras razones, deberíamos ser muy cautos y asegurarnos de hacer un análisis exhaustivo si estamos pensando en invertir en bonos corporativos en este momento.


Fuente /Autor: Frank Talk U.S. Global Investors / Frank Holmes

http://www.usfunds.com/investor-library/frank-talk/record-spending-and-money-printing-puts-markets-in-uncharted-waters/#.Xw2SsCgzaUk

Imagen: packagingsouthasia.com


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