Cuando observo el panorama empresarial en estos momentos, sobre todo en mi feed de LinkedIn, tengo la sensación de estar viendo una película que ya he visto muchas veces.

La IA generativa está a punto de provocar cambios rápidos en muchos aspectos de nuestra forma de trabajar y vivir en los próximos meses y años. Dado el potencial de la IA, no es de extrañar que se hable constantemente de ella en las noticias y en las redes sociales, hasta el punto de que a menudo parece el único tema de conversación.

Como suele ocurrir con muchos avances tecnológicos, el entusiasmo genuino por algo nuevo suele atraer a un grupo de "maximalistas" ruidosos. Estos individuos muestran un entusiasmo desmedido, predicciones audaces y un lenguaje hiperbólico -así como hilos masivos en Twitter- insistiendo en que la nueva tecnología revolucionará el mundo de inmediato y se convertirá en la solución definitiva para todas las facetas de la vida.

El problema de la narrativa maximalista es que pasa convenientemente por alto los retos, las complejidades, las consideraciones normativas y el tiempo necesarios para que cualquier innovación se integre en los sistemas existentes. Aunque el optimismo de un maximalista puede despertar interés e impulsar el progreso, la tendencia a pasar por alto los retos y las complejidades da lugar a expectativas poco realistas y a una visión distorsionada del mercado.

Por ejemplo, recordemos que hace apenas dieciocho meses estábamos en medio de una febril especulación sobre Web3, Blockchain, Criptodivisas y NFT. El capital de inversión se volcaba en este vertical mientras muchos de los maximalistas y "Crypto bros" pregonaban audaces predicciones. Entre ellas se incluían proclamas como que Bitcoin iba a alcanzar el millón de dólares y que debería ser la mayor parte de tu cartera de inversiones, que no se debería confiar tu dinero a los bancos tradicionales y que la moneda tradicional, o fiduciaria, dejaría de existir rápidamente.

Estas mismas personas también dijeron que si eras ingeniero y no trabajabas en Web3, tu trabajo se extinguiría momentáneamente.

Aunque la tecnología Web3 es prometedora y aún puede hacerse realidad, si hubieras seguido ciegamente a los maximalistas, probablemente habrías perdido la mayor parte de tus ahorros y posiblemente habrías cambiado de carrera y te habrías encontrado ante un despido.

La realidad es que las nuevas innovaciones, incluso las disruptivas, tienden a seguir un patrón y una curva de adopción muy predecibles.

  1. Un pequeño grupo de personas y empresas trabajan en la nueva innovación antes de que sea realmente comprendida por las masas.

  2. La nueva innovación empieza a ganar tracción y más gente empieza a interesarse por el sector.

  3. Algunos de los primeros lanzan productos que sorprenden al mercado y pillan desprevenidos a los operadores tradicionales. A medida que otros empiezan a sentir el síndrome FOMO, hay prisa por ponerse al día y comienza la hipérbole.

  4. El dinero entra a raudales en el sector y la gente y los inversores pierden su objetividad. Es entonces cuando se empieza a oír que "esta vez es diferente", ya que una multitud de empresas no rentables e insostenibles persiguen cuotas de mercado y compiten entre sí.

  5. Todos tus conocidos hablan de esta nueva tecnología. Parece que es lo único que oyes y lees, y empiezas a temer que todo el mundo se esté haciendo rico menos tú.

  6. El espacio se sobrefinancia rápidamente y la competencia se vuelve feroz. También te das cuenta de que hay una diferencia entre una tecnología interesante o un producto gratuito y un modelo de negocio sostenible.

  7. El mercado se desploma y desaparece el 90% de los participantes, mientras los inversores huyen.

  8. Poco a poco, el mercado empieza a clasificar a los ganadores a largo plazo y las aplicaciones. Las empresas vuelven a centrarse en las aplicaciones de la nueva innovación que pueden dar lugar a un negocio rentable y sostenible.

 Los que recordamos haber vivido la burbuja de las puntocom reconocemos exactamente este patrón. Sí, Internet ha cambiado nuestras vidas; sin embargo, recuerdo haber oído decir a los maximalistas de las puntocom que el papel dejaría de existir y que cualquier empresa que no vendiera en línea quebraría en cuestión de años. Este último punto es especialmente irónico, dado que hoy en día vender por Internet es más difícil que nunca, y los catálogos siguen funcionando.

Hoy en día nos encontramos en la coyuntura de muchas tecnologías nuevas y emocionantes que tienen el potencial de marcar el comienzo de un cambio significativo y duradero, incluyendo AI, Web3, Blockchain, Crypto, y el Metaverso. Es probable que estas innovaciones cambien nuestra forma de vivir y trabajar. Al mismo tiempo, sin embargo, es crucial reconocer los obstáculos y complejidades necesarios para su adopción global y la eventual necesidad de modelos de negocio sostenibles.

Si abandonamos la óptica hiperbólica y maximalista y adoptamos una perspectiva más fundamentada, estaremos mejor preparados para liberar el potencial de las tecnologías emergentes. Y lo que quizá sea más importante, también seremos conscientes de los retos de la adopción y, con un poco de suerte, evitaremos ser víctimas de los estafadores y oportunistas que siempre surgen para aprovecharse del enfoque maximalista.


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Fuente / Autor: Robert Glazer

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Imagen: Robert Glazer

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