Durante muchos años, la relación entre los tipos de interés y el crecimiento económico ha sido uno de los principales temas de la teoría económica y de los debates políticos. Según la teoría austriaca, los tipos de interés son una señal importante en una economía de mercado que equilibra las preferencias temporales de prestatarios y ahorradores, y no sólo una herramienta que los bancos centrales pueden manejar en un esfuerzo por mantener la estabilidad económica. La interpretación errónea o la ignorancia de esta indicación pueden provocar graves distorsiones económicas y malas inversiones.

Los tipos de interés surgen naturalmente de la interacción de las preferencias temporales individuales, según la economía austriaca. El grado en que las personas prefieren los bienes actuales a los futuros se denomina preferencia temporal. Una mayor disposición a posponer el consumo y ahorrar para el futuro se refleja en una menor preferencia temporal, mientras que una mayor preferencia temporal está más fuertemente asociada con el consumo presente.

Los tipos de interés mantienen el equilibrio entre la oferta de ahorro (o consumo aplazado) y la demanda de capital de inversión en un mercado libre. Al mantener este equilibrio, los recursos se distribuyen eficazmente a lo largo del tiempo, adecuando la producción a la demanda de los clientes. Los tipos de interés disminuyen a medida que la gente ahorra más, lo que fomenta la inversión en proyectos a largo plazo. Por otra parte, cuando la gente quiere consumir cosas de inmediato, los tipos de interés suben, lo que indica a las empresas que se concentren en producir bienes que puedan consumirse rápidamente.

Esta coordinación natural se distorsiona -según la Escuela Austriaca, que incluye a Friedrich Hayek y Ludwig von Mises- cuando los bancos centrales fijan tipos de interés artificialmente bajos. Los bancos centrales estimulan el endeudamiento y la inversión excesivos manteniendo los tipos de interés por debajo del nivel fijado por las interacciones reales del mercado, especialmente en proyectos a largo plazo y con gran intensidad de capital que podrían no ser viables.

Lo que los austriacos denominan malinversión es el resultado de este desajuste entre los deseos genuinos de los consumidores y la inversión: dinero gastado en iniciativas que no están respaldadas por la demanda de los consumidores o el ahorro real. Estos tipos de interés artificialmente bajos alimentan la fase de auge del ciclo económico, que se caracteriza por una rápida expansión económica e inversiones especulativas. Sin embargo, estas iniciativas se desploman cuando se hace evidente que no hay ahorros suficientes, lo que provoca una caída y una recesión.

A lo largo de la historia de los ciclos económicos se pueden encontrar multitud de ejemplos de las ramificaciones de la manipulación de los tipos de interés. Por ejemplo, en la década de 1920 se produjo una expansión monetaria masiva y unos tipos de interés artificialmente bajos, a los que siguió la Gran Depresión. Unos tipos de interés igualmente bajos y unas condiciones de préstamo fáciles precedieron a la crisis financiera de 2008, que provocó una burbuja inmobiliaria y el posterior colapso financiero.

Según la teoría austriaca, dejar que el libre mercado fije los tipos de interés es la clave del progreso económico a largo plazo. Esto implica reducir el tiempo de intervención de los bancos centrales y permitir que ahorradores y prestatarios se coordinen de forma natural. Mantener un dinero sano, minimizar la intromisión del gobierno en los mercados financieros y crear una atmósfera que permita que las señales del mercado fluyan libremente deberían ser los objetivos centrales de la política.

Además, fomentar el ahorro personal y los conocimientos financieros puede apoyar los fundamentos orgánicos de una economía robusta. La economía en su conjunto se beneficia de un crecimiento más estable y sostenible cuando la gente reconoce el valor de ahorrar e invertir con sensatez.

Los tipos de interés son una señal básica del mercado que representa las preferencias temporales colectivas de las personas dentro de una economía, no una variable más que pueda modificarse a voluntad. El punto de vista austriaco subraya la importancia de dejar que las fuerzas del mercado fijen los tipos de interés y hace hincapié en los riesgos asociados a la intervención de los bancos centrales. Podemos evitar las trampas asociadas a los ciclos de auge y caída y crear las condiciones para una prosperidad económica verdadera y sostenida siguiendo estas directrices.


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Fuente / Autor: Mises Institute / Mises Wire

https://mises.org/mises-wire/impact-interest-rates-economic-growth-austrian-perspective

Imagen: LinkedIn

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