Reproducimos el
artículo, publicado en diferentes medios financieros, de Rui Soares, analista
de inversiones y miembro del equipo de inversión de FAM Frankfurt Asset
Management.
Pregunta para nota.
¿Qué conecta los siguientes períodos históricos?
Venezuela 2017-2020,
Zimbabwe 2018-2020 y 2006-2008, Turquía 1994-1995 y 1980, Argentina, Brasil y
América Latina en la década de 1980, Alemania 1923-1924.
¿Ideas?
Si hubiera
contestado que todos ellos sufrieron una tasa de inflación anual superior al
100%, habría acertado.
Sin embargo, hay
otra cosa común a este grupo de países que tiende a pasarse por alto en el
actual debate sobre el retorno de la inflación en las economías desarrolladas
del mundo. En los tres años que han llevado a un aumento del 100% de las tasas
de inflación, todos los países han visto como sus monedas se han devaluado al
menos un 80% frente al dólar. Dicho de otra manera: un dólar valía al menos
cinco veces más después de la devaluación.
¿Por qué es
importante?
Para que la
inflación aumente significativamente, las agresivas políticas expansionistas de
los bancos centrales y los gobiernos no sólo deben conducir a una demanda
agregada que exceda la capacidad de producción local disponible. También es
importante que la demanda interna excesiva no pueda ser satisfecha por
importaciones adicionales a precios estables (medidos en moneda nacional). Sólo
entonces se desencadenarán presiones inflacionistas. Y, por supuesto, esto sólo
ocurrirá si la moneda local se devalúa considerablemente.
Así pues, si se
argumenta que una política monetaria y fiscal expansiva contra los efectos del
coronavirus conducirá inevitablemente a una elevada inflación, se supone
también que habrá una devaluación monetaria sincronizada en los países
desarrollados. Y, como recordatorio, las monedas de las que hablamos son el
dólar estadounidense, el euro, el yen, la libra esterlina y el franco suizo.
Por nombrar algunos.
Repasemos esta
lista. El dólar es el rey por una razón: representa el 60% de las reservas de
divisas del mundo. El euro es el segundo violín del billete verde,
representando el 20% de las reservas de divisas del mundo (y la zona euro
muestra un superávit por cuenta corriente). El yen es el tercero, representando
el 6% de las reservas mundiales y Japón ha tenido un superávit por cuenta
corriente desde 1981. En resumen, ya sea por los fundamentos económicos o por
las perspectivas del comercio internacional y la arquitectura financiera del
mundo, suponer que las monedas más sistémicas del mundo se devaluarán significativamente
es, en el mejor de los casos, algo heróico.
Y lo que es más
importante, si las políticas expansionistas son el detonante de devaluaciones
masivas de las monedas, ¿contra qué monedas se devaluarán si todos los países
desarrollados hacen lo mismo al mismo tiempo? (La libra podría ser una
excepción dados los riesgos persistentes del Brexit y el déficit por cuenta
corriente, pero eso es una historia para otro día).
Para empezar, debido
al entorno de tipos de interés ultra bajos y altos niveles de deuda, no sólo se
han inundado los mercados financieros con bonos de larga duración, sino que
vivimos en economías de larga duración en las que pequeños aumentos de las
tasas de interés podrían causar perturbaciones en los mercados financieros y
recesiones económicas. ¿Cómo puede aumentar la inflación de manera
significativa y sostenible en un entorno económico como éste?
Si se piensa que los
bancos centrales dejarían que la inflación se les escapara de las manos,
también hay que suponer que no podrían y no estarían dispuestos a aumentar los
tipos de interés en pequeñas cantidades. Esto parece una mala apuesta: mientras
no cambien sus mandatos, deberían estar dispuestos a subir los tipos si la
inflación empieza a aumentar.
Tenga en cuenta que
soy consciente de que el debate actual no se refiere a la posibilidad de que
las tasas de inflación anual alcancen el 100% en los próximos años, sino que la
medida se elevará a un solo dígito o a un dígito medio. Sin embargo, el vínculo
entre las devaluaciones de la moneda y la inflación sigue siendo válido: sin
una devaluación significativa de la moneda, no habrá un retorno de la inflación
significativa.
Estoy abierto a
cambiar mis opiniones. Pero tendrá que darme tres episodios históricos de alta
inflación sin devaluaciones monetarias significativas que los precedan. De
hecho, para empezar, puede empezar dándome uno.
Hasta entonces, la
historia habla por sí misma.
Fuente /
Autores: leportale.com / Rui Soares
http://news.leportale.com/doc?id=217237982
Imagen: Adobe Stock
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