Para Benjamin Graham el mayor peligro al que se enfrentan los inversores es adquirir hábitos especulativos sin darse cuenta de que lo han hecho.

En la primavera de 1976, Benjamin Graham, de 82 años, se sentó con Charley Ellis para una sesión de preguntas y respuestas sobre el mercado de valores.

Los inversores aún estaban recuperándose del brutal mercado bajista de 1973-1974 y querían saber qué pensaba el legendario inversor sobre el mercado.

Durante la sesión, Graham habló de los fondos índice, las instituciones financieras, las ventajas que tienen los pequeños inversores sobre los profesionales y su enfoque de la gestión de carteras.

Graham describió Wall Street como un “manicomio” y dijo que el mercado “se asemeja a una enorme lavandería en la que las instituciones toman, unas de otras, grandes montones de la colada sin verdadera armonía o razón”.

Después de su presentación, Graham y Ellis continuaron su conversación, en la que Graham habló sobre los peligros de la especulación. Robert Hagstrom describe esta conversación en su libro Investing: The Last Liberal Art:

El problema de nuestra industria, insistió Graham, no es la especulación per se; la especulación siempre ha sido parte del mercado y siempre lo será. Nuestro fracaso como profesionales, continuó, es nuestra continua incapacidad para distinguir entre inversión y especulación. Si los profesionales no pueden hacer esa distinción, ¿cómo pueden hacerlo los inversores individuales? El mayor peligro al que se enfrentan los inversores, advirtió Graham, es adquirir hábitos especulativos sin darse cuenta de que lo han hecho. Entonces terminan con el retorno de un especulador, una jugada poco inteligente para los ahorros de alguien.”

A través de una confluencia de acontecimientos, el año 2020 ha generado un mercado repleto de actividad especulativa. Hay millones de nuevas cuentas de corretaje, la actividad de las opciones está por las nubes, y la gente incluso está negociando acciones de compañías en bancarrota porque... no sé... ¿sólo se vive una vez?

La especulación puede y dará sus frutos para algún pequeño subconjunto de la población a través de una combinación de suerte y buena sincronización, pero nunca dura. Y como la suerte se acaba, los resultados promedio de los especuladores son horribles.

En un estudio de traders diarios de Taiwán entre 1992 y 2006, los investigadores descubrieron que más de tres cuartas partes de todos los operadores intradía abandonaban en dos años, con resultados no sorprendentemente desastrosos. El rendimiento agregado de todos los traders en todo el período de 15 años fue negativo. Se estima que sólo el 1% de los operadores estudiados obtuvieron beneficios a lo largo del tiempo.

Otro estudio que fue actualizado el mes pasado, examinó a los operadores diarios en Brasil entre 2013 y 2015. Este grupo usaba el mercado de futuros sobre acciones para hacer sus apuestas. Los investigadores encontraron que el 97% de todos los especuladores que se mantuvieron en él durante más de 300 días perdieron dinero. Alrededor del 1% de estos comerciantes ganaban más que el salario mínimo brasileño, mientras que sólo la mitad del 1% ganaba más que el salario de un cajero de banco. Su conclusión fue bastante sencilla: “Demostramos que es virtualmente imposible que un individuo se gane la vida con el trading diario”.

El trading intradía es un blanco fácil, pero hay formas mucho más sutiles de especulación a las que los inversores pueden sucumbir en momentos de tensión en el mercado:

  • Abandonar nuestro plan. Los planes de inversión pueden ser útiles cuando las cosas van bien para evitar que nos alejemos demasiado de nuestra zona de confort, pero cuando realmente se ganan el sustento es durante una crisis. Renunciar a nuestro plan de inversión en el momento equivocado será indistinguible de un inversor que no tenía plan alguno. A menos que tengamos una buena razón para hacer cambios, un plan está ahí para que lo sigamos, incluso cuando se siente como si no debiéramos.
  • Buscar “soplos” sobre acciones. Seguro que ha sucedido, pero no se escuchan demasiadas historias sobre gente que se hizo fabulosamente rica basándose exclusivamente en los “soplos” sobre acciones. Aunque “funcionen”, los consejos bursátiles son efímeros porque cualquier posición bursátil requiere pensar en el tamaño de la posición, la gestión de riesgos y la disciplina de venta. Sería maravilloso si nuestro cuñado, compañero de trabajo o antiguo compañero de universidad pudiera darnos pistas sobre acciones antes de que se disparen, pero eso es lo más especulativo que se puede hacer. Basar nuestra cartera en los consejos sobre acciones es una señal segura de que no tenemos un plan de inversión o directrices que guíen nuestras acciones.
  • Invertir con suposiciones poco realistas. Una de las cosas más importantes que podemos hacer como inversor para mantener el rumbo es establecer expectativas razonables por adelantado. Tener una idea de las posibles ganancias y pérdidas que podemos esperar ver en nuestra cartera a lo largo del tiempo nos da un contexto adecuado cuando todos los demás a nuestro alrededor están perdiendo la perspectiva basada en las subidas y bajadas del mercado. Si nuestras expectativas a largo plazo se mueven constantemente en línea con el mercado, subiendo cuando el mercado sube y bajando cuando el mercado baja, es probable que, en algún momento, nos decepcionen.
  • Market timing. El atractivo del market timing es evidente. Piense en cuánto dinero podríamos tener si vendiéramos antes de que las acciones se desplomen y luego las compráramos de nuevo en el suelo. Los mercados volátiles y las crisis económicas tientan a los inversores con las perspectivas del market timing incluso más que en tiempos normales, ya que los sesgos de retrospectiva (una vez que se sabe lo que ha ocurrido, se tiende a modificar el recuerdo de la opinión previa a que ocurrieran los hechos, en favor del resultado final) y actualidad (cuando una persona se centra en lo que sucedió más recientemente en lugar de recordar algo que sucedió hace un tiempo) suelen ponerse al mando. Desgraciadamente, las únicas personas que venden en el techo de mercado y compran en el suelo son los mentirosos y las personas que eventualmente van a cometer un gran error en el peor momento posible.

 

Ben Carlson, CFA es Director de Gestión de Activos Institucionales de Ritholtz Wealth Management. Autor de los libros A Wealth of Common Sense: Why Simplicity Trumps Complexity in Any Investment Plan y Organizational Alpha: How to Add Value in Institutional Asset Management, en 2017, fue nombrado en la lista de asesores financieros de Investment News 40 Under 40. En A Wealth of Common Sense trata de explicar las complejidades de los diversos aspectos de las finanzas de manera que todo el mundo pueda entenderlos.

 

Fuente / Autor: A Wealth of Common Sense / Ben Carlson

https://awealthofcommonsense.com/2020/07/the-greatest-danger-investors-face/

Imagen: Investopedia

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