Para el espectador
ocasional de los mercados financieros, parecería que las estimaciones de
beneficios son la métrica más importante que tienen en cuenta los inversores.
Piénselo: ¿qué es lo primero que aparece en la terminal de Bloomberg, o el
faldón en la parte inferior de un programa financiero cuando una compañía
presenta sus resultados trimestrales? “La compañía X publica unos beneficios
por acción de $1.25, superando las expectativas del consenso de analistas de
consenso de $1.14.”
Siendo las ganancias
importantes, lo que parece más interesante es que la gente presta mucha más
atención a cómo se ha comportado la empresa en relación con las
"expectativas de los analistas", en lugar de hacerlo en términos
absolutos. Los inversores, parecen haber ungido de forma colectiva a este grupo
específico de personas (aquellas que estiman las ganancias) cuyo trabajo es
establecer sus expectativas, lo que nos lleva a la pregunta: ¿son estas
personas realmente buenas en la previsión de beneficios?
No es de extrañar
que no seamos los primeros en hacernos esta pregunta. En 1995 en la reunión
anual de accionistas de Berkshire Hathaway, Charlie Munger y Warren Buffett
expresaron su escepticismo ante la idea de que las proyecciones de beneficios
sean una representación fidedigna de la realidad económica.
Charlie Munger
señaló que, si bien las proyecciones son lógicamente necesarias para la
estimación de los flujos de caja futuros, la forma en que se llevan a cabo en
la práctica probablemente causa más daño que beneficio:
“La mayoría de ellos
son elaborados por personas que tienen interés en un resultado concreto. El
sesgo subconsciente que entra en el proceso y su aparente precisión lo hacen
fatuo y poco honorable. Mark Twain solía decir "una mina es un agujero en
el suelo propiedad de un mentiroso" y una proyección preparada en América
por cualquiera que se gane una comisión, o por un ejecutivo que trate de
justificar un determinado curso de acción será frecuentemente una mentira - no
una deliberada, sino una en la que el hombre ha llegado a creer por sí mismo, y
esa es la peor clase".
Buffett añadió que
Berkshire Hathaway nunca mira las proyecciones, porque el hecho de que se preparen
con tanto cuidado es una prueba de que probablemente se las impulsa en una
dirección u otra. Es muy difícil permanecer imparcial y objetivo como
pronosticador cuando tienes un fuerte interés en un resultado en particular.
Este fenómeno puede
verse hoy claramente en el mercado en el campo relacionado de los precios
objetivos de las acciones. En numerosas ocasiones, hemos visto a los analistas
revisar al alza sus objetivos de precios de las acciones simplemente sobre la
base de que el precio de la acción ha subido recientemente. Esto es, por
supuesto, un pensamiento totalmente circular: si realizas un análisis basado en
los fundamentales (algo que la mayoría de los analistas afirman hacer) y tienes
un precio objetivo de 100 dólares, y el precio de las acciones de la empresa
sube hasta cumplir tu objetivo, no revisas tu objetivo al alza hasta los 120
dólares. La única razón para hacerlo es mantener el impulso en el movimiento
alcista de los precios, y en ese momento estamos especulando, no invirtiendo. Munger
y Buffett saben la diferencia, y también deberíamos saberlo todos los
inversores responsables.
GuruFocus comienza para generar ideas de
inversión a partir de las carteras de los mejores inversores, pero no se limita
a las acciones que los gurús compran o venden. Se centra en por qué compran o
venden las acciones, y cómo hacen su análisis. Esto ha transformado a GuruFocus
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Stepan
Lavrouk
es un escritor financiero con experiencia en análisis de valores y trading
macro. Sus intereses específicos de inversión incluyen la energía, el análisis
geoeconómico y la biotecnología. Tiene una licenciatura en ciencias del Trinity
College de Dublín.
Fuente /
Autor: Gurufocus / Stepan Lavrouk
Imagen:
Microsoft.com
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