Hay una tendencia
entre los inversores a dar demasiada importancia a los titulares. En las
grandes empresas, acontecimientos de interés periodístico ocurren regularmente.
A menudo, estos eventos ocasionan movimientos en los precios de las acciones,
pero rara vez son acontecimientos que conlleven cambios en su valor intrínseco.
“Al final, lo que
cuenta es comprar un buen negocio a un precio decente, y luego olvidarnos de él
por un largo, largo, largo tiempo.” – Warren Buffett
Algunos discreparán
con la cita anterior. Obviamente es importante mantenerse informado, y Buffett
no se "olvida" de ninguna de sus inversiones. Lo que está insinuando
es que, una vez que haga una inversión, no debe distraerse con el
"ruido".
Un boicot a la red
social Facebook es ciertamente de interés periodístico (y debería ser
cubierto), y también conlleva un movimiento de mercado. Pero es poco probable
que tenga mucho impacto en el valor a largo plazo de Facebook (Unilever anunció
su decisión diciendo que la publicidad “en estas plataformas en este momento
no agregaría valor a las personas y a la sociedad”. Lo que la compañía no
mencionó es que continúa anunciándose en las plataformas de Facebook fuera de
los EE.UU., donde se realiza alrededor del 85% de su gasto en publicidad).
Facebook es un
pararrayos, y brinda un alto número de situaciones donde el ruido mueve el
precio de las acciones mucho más que su valor intrínseco, sin embargo, la
volatilidad del precio de las acciones de Facebook no es inusual.
La mayoría de los
inversores lo entienden. Ignoren el ruido a corto plazo; concéntrense en el
largo plazo. Pero la práctica siempre es más difícil que la teoría, y aquí es
donde la frase de Buffett es realmente valiosa. La idea no es literalmente
olvidarse de la compañía, sino olvidarse del inevitable ruido que rutinaria y
frecuentemente rodea a la compañía.
Una forma de
defenderse contra este ruido es usar el famoso (pero poco utilizado) concepto
de gestión de carteras llamado "cartera de latas de café".
La cartera de latas
de café es uno de los conceptos más simples e interesantes de toda la teoría de
la gestión de carteras. Es un término acuñado en 1984 por Robert Kirby, un
gestor de carteras que descubrió que a uno de sus clientes le iba mejor que a
su propia cartera, al usar en secreto todas las recomendaciones de compra de
Kirby pero ignorando sus recomendaciones de venta. Este cliente invertía
alrededor de 5.000 dólares en cada compañía que Kirby compraba, y luego nunca
volvía a tocar la acción. Ponía el título de las acciones en la proverbial
"lata de café" y no volvió a pensar en ello. Los resultados de cada
decisión individual variaron ampliamente. Algunas acciones perdieron la mayoría
de su valor, otras subieron en una cantidad promedio, pero unas pocas se
comportaron increíblemente bien. Su principal ganador tenía un valor de 800.000
dólares (con una inversión inicial de 5.000 dólares).
Uno de los
beneficios del enfoque de la lata de café es que te obliga a pensar en cómo
serán las empresas dentro de 5-10 años, en contraposición al año que viene o al
siguiente, que es el plazo que suelen tener la mayoría de los inversores
(incluso los de la comunidad de inversores de valor). La lata de café puede incentivar
a pensar en dos tipos de empresas: las empresas duraderas que probablemente
mantengan su posición competitiva; o las empresas con un potencial de
generación de beneficios mucho mayor en el futuro (y por lo tanto de un valor
mucho mayor).
Hay dos grupos de
empresas en el mundo en función de sus rendimientos sobre el capital: las que incrementan
su valor intrínseco por acción, y las que lo están disminuyendo. Aunque es
posible ganar dinero comprando acciones de empresas mediocres comprando algo
barato y “dándole la vuelta” un año después, la gran mayoría de las pérdidas en
el mercado de valores provienen de elegir el negocio equivocado, no de elegir
la valoración equivocada en el negocio correcto.
Este concepto de
gestión de cartera puede obligarnos a centrarnos en el primer grupo de
acciones, lo que seguramente conducirá a mejores resultados con el paso del tiempo.
El principio
fundamental de la estrategia de la lata de café es dejar que los ganadores
corran. Es lo opuesto a cómo opera la mayoría en el mundo de las inversiones,
como dice Kirby:
“A medida que tus
inversiones más exitosas crecen en valor, haces ventas parciales y transfieres
ese capital a tus inversiones menos exitosas que se han vuelto más baratas. El
proceso da como resultado un flujo corriente de capital que se transfiere de
las empresas más dinámicas, que suelen parecer algo sobrevaloradas, a las
empresas menos dinámicas, que suelen parecer algo infravaloradas.”
Por lo tanto, el
concepto de la lata de café ayuda a centrarse en la búsqueda de grandes
empresas en las que invertir, y las grandes empresas son las que crean más
valor a largo plazo.
Este enfoque rara
vez es utilizado. Requiere paciencia; un atributo que forma los cimientos de una
de las ventajas competitivas más duraderas en el mundo de la inversión; ventaja
cuya profundidad no hace sino aumentar a medida que los horizontes temporales de
los inversores se siguen acortando y la velocidad de la información sigue
acelerándose. De hecho, como se ha dicho antes, la ventaja de la paciencia está
inversamente correlacionada con la ventaja de la información; cuanto más débil
se vuelve el flanco de la información, más fuerte se vuelve el que depende del
horizonte temporal.
El comentario de
Kirby de 1984 es aún más relevante hoy en día:
“Como gestor de
patrimonios, he encontrado con frecuencia una decisión de inversión que sentía
que tenía una alta probabilidad de éxito en un horizonte temporal de tres años,
pero sobre la que tenía muchas dudas en un horizonte temporal de seis meses. La
inversión institucional... simplemente hace más difícil tomar una decisión de
alta convicción a largo plazo que una decisión de baja convicción a corto
plazo. Las recompensas de los resultados a corto plazo, sustancialmente
superiores al mercado, y las penalizaciones de los resultados a corto plazo muy
por debajo del mercado, son impresionantes.”
Hay demasiado riesgo
para la carrera profesional si se tiene un rendimiento inferior a corto plazo.
Los gestores están altamente incentivados para producir buenos resultados a
corto plazo, y, naturalmente, ahí es donde se enfocan.
Roger Lowenstein, en
un libro sobre sobre Warren Buffett, cita a un inversor que sabía que las
acciones estaban baratas en 1974 pero también sabía que era arriesgado comprar
agresivamente “a menos que pudieras llevarme a una isla y tuviéramos una
perspectiva a tres años.”
Realmente es una
gran metáfora. Váyase a una isla. ¿Cuántas acciones están infravaloradas ahora
mismo porque operan en industrias que podrían verse afectadas por una segunda
ola del Covid? Encuentre los negocios fuertes con balances sólidos y flujos de
ingresos predecibles cuya generación de beneficios será más fuerte en cinco
años y póngalos en la lata de café. Casi siempre se da el caso de que la razón
por la que las acciones de empresas conocidas están infravaloradas, es porque
el inversor marginal (el que fija el precio) está demasiado preocupado por cómo
serán los próximos 6 meses. Solamente hay que fijarse en la diferencia anual entre
el precio más alto y el más bajo incluso de las acciones más grandes del
mercado.
La estrategia de la
lata de café a largo plazo podría ser utilizada por los inversores particulares
para obtener una ventaja considerable sobre sus homólogos profesionales. La
mayoría de los grandes fondos tienen demasiados imperativos institucionales que
impiden pensar verdaderamente a largo plazo, pero quienes gestionan su propio
capital deberían ir donde la competencia es menor, y eso ocurre en la periferia
del espectro temporal, no en la arena densamente poblada que es el trimestre
actual.
Por supuesto, una
mentalidad de largo plazo no garantiza resultados, ya que la selección de
acciones es el factor más importante para el éxito de la inversión, pero es
difícil exagerar el valor de la ventaja conductual que puede obtener incluso un
inversor particular medio que simplemente ignora el ruido, evita la complejidad
y se centra en grandes empresas con una mentalidad de propietario a largo
plazo.
Kirby concluye:
“Nuestro negocio
necesita fomentar la "inversión", tanto para nuestro beneficio como
para el de nuestros clientes. Aunque es un poco artificial, la cartera de la
lata de café serviría para este fin.”
Berkshire Hathaway,
es un ejemplo de cómo funciona actúa este enfoque. Los activos entran, pero
raramente salen, y los mayores ganadores (Apple, Coca-Cola, Geico, Washington
Post) ganan peso mientras los perdedores (Dexter, World Book, las aerolíneas,
la fábrica textil en sí) se vuelven poco importantes. Una nota interesante: la
pérdida total incurrida por Buffett en su inversión agregada en aerolíneas es
menor que la ganancia anual hasta la fecha en su participación en Apple, y la
ganancia total no realizada de Berkshire en Apple es cercana a los 50 mil
millones de dólares; no estamos seguros de que haya una sola inversión en
acciones en la historia de los mercados de acciones que haya ganado más que
ésta.
Hay otras
excepciones peo es muy improbable que una parte sustancial del mundo de las
inversiones adopte el concept o de la cartera de la lata de café. A pesar de
los beneficios potenciales, es difícil para la mayoría de las personas mantener
una visión a largo plazo cuando hay tanto ruido todos los días, y esto a su vez
presiona a los gestores de fondos para que respondan al ruido. Los gestores
están preocupados por el próximo trimestre porque piensan que sus clientes
están preocupados, lo que crea un bucle de retroalimentación negativa que es
difícil de romper.
La ventaja en el
mercado de valores actual no proviene de tratar de competir dentro de ese
ruidoso escenario para obtener mejor información, sino más bien de pasar “por
encima” de todo ese ruido y analizar las acciones verdaderamente como
participaciones de propiedad a largo plazo en empresas reales. La mentalidad de
la lata de café puede ayudar a tal esfuerzo.
John Huber
es Managing Partner y gestor de Saber Capital Management, LLC
que gestiona el Saber Investment Fund, LP, una sociedad de inversión que sigue
el modelo de la sociedade original de Warren Buffett, lo que significa que el
fondo no tiene gastos de gestión y sólo cobra una comisión de éxito sobre los
beneficios que superen un mínimo de capitalización del 6%. John Huber y su
familia tienen la gran mayoría de su propio patrimonio neto invertido junto con
los inversores de Saber.
Fuente / Autor:
Saber Capital Management / John Huber
http://sabercapitalmgt.com/the-coffee-can-edge/
Imagen:
Guideposts
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