Superficialmente, el éxito en la inversión puede parecer que requiere habilidades de predicción. Pero mirando más de cerca el proceso real, podemos discernir una forma de confiar menos en las bolas de cristal, y más en algo sobre lo que tenemos mucho más control.

A menudo nos preguntan si creemos que el mercado subirá o bajará durante el próximo año. Nos encogemos de hombros, recordando los días tan volátiles que hemos visto en ocasiones. Marzo de 2020 fue un buen ejemplo. Los cambios diarios fueron dramáticos y completamente impredecibles. No había forma de predecir dónde terminaría el mercado al cierre.

Sólo existe un control absoluto sobre tres elementos del éxito en la inversión: el precio, la paciencia y el horizonte de inversión.  Debemos tener claro que no tenemos la capacidad de predecir el futuro mejor que nadie; de hecho, la persona que lo hace se engaña a sí mismo y a todos los que se preocupan por escucharle. 

Puede que nos guste un cierto negocio y queramos ser dueños de él algún día, pero es nuestra elección decidir qué precio pagaremos. El mercado cotiza un precio todos los días, pero no estamos obligados a actuar hasta que el precio sea el correcto. Lo ideal es que vayamos al mercado con un sano escepticismo sobre las perspectivas de una empresa, buscando valoraciones más bajas. Si se trata de un negocio de calidad que cotiza un precio bajo, eso equivale a encontrar nuestra marca favorita de zapatos rebajada en un 50% durante una promoción. El descuento probablemente no durará, y como estamos pagando mucho menos por algo que queremos, el riesgo de tomar una mala decisión es menor. De hecho, cuanto más bajo sea el precio que pagamos por una acción, menor será el riesgo. Cuanto más pagamos por las acciones, mayor es el riesgo.

No podemos predecir el futuro, pero cuanto más bajo sea el precio que aceptamos, menos seguros debemos estar del futuro. Cualquier mejora futura en el precio de una acción probablemente apunte a un éxito en la inversión. Lo contrario es cierto si pagamos de más por un negocio de calidad. Digamos que compramos una acción cuyo precio se ha quintuplicado en los últimos cinco años. Se espera que se duplique y triplique de nuevo. Más vale que las predicciones se hagan realidad, porque ahora no sólo corremos un gran riesgo de equivocarnos y no capitalizar la esperada subida, sino que también podríamos estar expuestos a una tremenda pérdida, si la empresa decepciona y no materializa las expectativas.

Como inversores debemos centrarnos en pagar menos para obtener más, jugando con nuestras fortalezas, es decir, nuestra capacidad de analizar la calidad del negocio, y nuestra disciplina para comprarlo al precio correcto.

A lo largo de los años se aprende que se necesita mucha paciencia no sólo para esperar a comprar las acciones, sino también para verlas recuperarse y rendir al máximo de su potencial. Más allá de eso, necesitamos aún más paciencia para no venderlas demasiado pronto. Debemos ser pacientes compradores y pacientes poseedores de crecimiento.

El “horizonte de inversión” es un concepto fascinante. Si lo reducimos a un día, estadísticamente tenemos casi 50:50 de posibilidades de adivinar correctamente si un día de inversión será un día de subida o de bajada. Si extendemos nuestro horizonte de inversión a 3-5 años o incluso una década o más, las probabilidades de un retorno positivo suben dramáticamente.


Fuente: Sicart Associates, Returns 2.0


En su libro Outsmarting the Crowd el autor, Bogumil Baranowski, escribe: “Invertir es tratar con suposiciones imprecisas contaminadas por un mundo imperfecto obsesionado por la incertidumbre”, y añade: Si aceptas alguna imperfección e imprecisión en este mundo incierto, algunas conclusiones realmente importantes se hacen evidentes”.

¿Cuáles son? Cuanto más bajo es el precio que pagamos, más bajo es el riesgo, y menos tenemos que preocuparnos por predecir el futuro. Cuanto más pacientes podamos ser, más oportunidades de inversión estarán a nuestra disposición. Finalmente, cuanto más largo sea el horizonte de inversión que elijamos, mayores serán las probabilidades de éxito que tendremos.

Si busca certeza, comprar acciones con impaciencia a cualquier precio, y esperar ver resultados rápidos es un camino inevitable hacia eventuales problemas de inversión.

Incluso si nos quitan nuestra bola de cristal, nos irá bien si nos atenemos a nuestra disciplina de inversión: comprar acciones a bajo precio, esperar pacientemente a que rindan y mantener nuestro horizonte de inversión tan alejado como sea posible.


Fuente / Autor: Sicart Associates / Bogumil Baranowski

https://www.sicartassociates.com/whats-better-than-a-crystal-ball/?mc_cid=eda753214e&mc_eid=9af654a708

Imagen: CPA Trendlines


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