Muchas de las personas que participan en los mercados financieros se dedican a una búsqueda perpetua para identificar la habilidad, es decir, el intento de buscar personas o equipos con la experiencia necesaria para obtener rendimientos de inversión anormalmente elevados. Aunque es un esfuerzo comprensible, también es increíblemente difícil. 

En muchos ámbitos y actividades podemos utilizar simplemente los resultados como un sustituto eficaz de la habilidad, pero en entornos en los que la incertidumbre y la aleatoriedad ejercen una influencia significativa, los resultados por sí solos pueden ser muy engañosos.  Mientras que una clasificación Elo puede proporcionar una guía sólida sobre la capacidad de un individuo para jugar al ajedrez, un historial de rendimiento superior de un gestor activo ofrecerá una orientación limitada sobre la habilidad subyacente exhibida.        

La naturaleza vasta, adaptable y reflexiva de los mercados financieros significa que, aunque exista habilidad en ciertas áreas, reconocerla es enormemente problemático. La complejidad de la tarea significa que los inversores suelen optar por un enfoque sencillo basado en los resultados, un heurístico eficaz en muchas otras áreas.

Dado que centrarse únicamente en los resultados es inadecuado en un contexto de inversión, ¿cómo deberíamos enfocar la localización de la habilidad en una actividad en la que la aleatoriedad distorsiona en gran medida los resultados? En lugar de centrarse en un elemento, hay seis importantes componentes interrelacionados que deben considerarse: especificación, calibración, intención, ruta, resultado y replicación.

Los cubriremos utilizando una analogía del golf, pues es un deporte que incorpora tanto la suerte (menos) como la habilidad (más), y puede servir para simplificar la idea.

Hay dos golfistas (Golfista A y Golfista B) ambos han dado un golpe en un hoyo par 3 y han dejado la bola muy cerca de la bandera, digamos un metro. ¿Cómo determinamos si ambos jugadores tienen habilidad para el golf?

Resultados: si juzgáramos sólo los resultados, podríamos decir que ambos golfistas poseen esa habilidad, ya que ambos han producido excelentes resultados.

Ruta: entender el camino (cómo se logró un resultado) puede darnos una información mucho más amplia. El golpe del golfista A fue directo a la bandera, el golfista B “cortó” su golpe, rebotó en un árbol y cayó en el green.  Dada esta nueva información, nos atrevemos a pensar que el golfista A tiene destreza, pero ahora dudamos que el golfista B la tenga, parece que acaba de tener una gran cantidad de suerte.

Intención: es muy peligroso asumir que un individuo tiene habilidad simplemente observando una actividad si no se entiende lo que estaban tratando de lograr de antemano.  Si sabemos que el golfista A apuntaba a la bandera cerca de la cual aterrizó su bola, entonces podemos tener una mayor confianza en que posee la habilidad.  Pero, ¿y si supiéramos que el golfista B estaba intentando llevar su bola al green después de rebotar en un árbol?  En lugar de creer que sólo tuvo suerte, podríamos considerar que tienen una habilidad superior a la del golfista A porque realizó una tarea más difícil.

Réplica: muestras únicas nunca son una buena guía de la habilidad y cuanto más aleatoria sea una actividad, más muestras se requieren.  Aunque tengamos una fuerte inclinación a que tanto el golfista A como el B posean la habilidad, con un ejemplo de cada uno somos increíblemente vulnerables a ser engañados por acontecimientos aleatorios.

Especificación: cuando buscamos definir una habilidad, necesitamos ser muy específicos sobre la actividad en la que alguien la posee.  Incluso si somos testigos de que tanto el golfista A como el golfista B repiten exactamente la misma hazaña en numerosas ocasiones, sólo podemos estar seguros de que tienen habilidad en esa tarea precisa, podemos inferir que son golfistas hábiles, pero podrían ser terribles para realizar, por ejemplo, un aspecto particular del juego sobre el que no tenemos pruebas.

Calibración: todas las actividades se sitúan en algún lugar del espectro entre la suerte y la habilidad, y es importante tener una perspectiva de cuánta aleatoriedad y complejidad hay en una actividad antes de hacer cualquier juicio sobre la habilidad.  Por ejemplo, el aterrizaje de un avión está dominado por la habilidad con algo de suerte involucrada, si somos testigo de un individuo que aterriza un avión con éxito nos da mucha más confianza de que tienen habilidad en esa tarea, que la confianza que podría ganar viendo a alguien dar un solo buen golpe de golf.  Tratar de calibrar correctamente la aleatoriedad inherente a una actividad nos ayuda a entender cuánto valor puede haber solamente en los resultados.

Cuando el azar está involucrado en una actividad entonces necesitamos confiar menos en los resultados. Como podemos ver en el ejemplo del golf, la comprensión de los diferentes elementos del proceso puede transformar nuestro punto de vista sobre si estamos observando habilidad o la aleatoriedad.  Cuando trabajamos para identificar la habilidad siempre debemos ser capaces de responder, al menos, a las siguientes preguntas:

Especificación: ¿cuál es la actividad precisa en la que estamos intentando identificar la habilidad?

Calibración: ¿cuánta suerte o aleatoriedad creemos que está involucrada en la actividad?

Intención: ¿cuál es el objetivo de la actividad?

Ruta: ¿cómo se ha alcanzado el objetivo?

Resultado: ¿cuál fue el resultado global?

Replicación: ¿con qué frecuencia este proceso ha llevado al mismo resultado?

En la industria de la inversión damos preeminencia a los resultados al determinar la habilidad. Incluso cuando incorporamos otros factores, nuestra perspectiva suele estar sesgada por los fuertes antecedentes que desarrollamos después de observar inicialmente el rendimiento: si vemos un rendimiento fuerte; asumimos que la habilidad debe estar involucrada.  También somos propensos a suponer que la aparente habilidad en un aspecto específico se traduce en todo el espectro de actividades de inversión: alguien es considerado a menudo un “buen/gran inversor” ¿bueno en qué, exactamente?

Aunque los incentivos sesgados y nuestra obsesión por los resultados lo hacen increíblemente exigente, la única forma de intentar siquiera identificar con éxito la habilidad es entender no cuáles fueron los resultados, sino precisamente cómo se han logrado.

Fuente / Autor: Behavioural Investment / Joe Wiggins

https://behaviouralinvestment.com/2019/05/28/how-do-you-identify-skill/

Imagen: AppleOne Blog

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