Destacamos algunos de los aspectos buenos, feos y malos de la inversión verde y el camino potencial hacia una reducción significativa de las emisiones. Como preferimos ser positivos, dejaremos lo bueno para el final.

El feo: valoraciones elevadas

En los últimos 12 meses, el impulso de la energía verde ha explotado. La euforia de los inversores ha alcanzado nuevas cotas que rozan la locura. Las inversiones en energías renovables (medidas por los ETFs RENIXX, ICLN y QCLN) se han multiplicado entre dos y tres veces desde principios de 2020. Tesla se ha multiplicado por diez y tiene una capitalización bursátil de 800.000 millones de dólares. Los valores de hidrógeno lo han hecho aún mejor: Plug Power ha subido un 2.000% desde enero de 2020, lo que se traduce en una capitalización bursátil de 31.000 millones de dólares (o 100 veces los ingresos).

Los inversores han tomado nota y han volcado enormes sumas de capital en los ETF verdes. Las acciones en circulación de los cuatro ETF de energía limpia más destacados se han multiplicado por tres y por seis mientras la energía tradicional ha estado en el otro lado de este trade. En el mismo periodo, las acciones en circulación del ETF XOP (diseñado para seguir los valores de exploración y producción del S&P) han bajado un 25%. 

Las valoraciones ajustadas dejan a los inversores vulnerables a cualquier retroceso o retraso en la transición de la energía verde. Las participaciones del ETF ICLN cotizan actualmente a 70 veces los beneficios, 6 veces las ventas y 6,25 veces el valor contable, lo que sugiere que el crecimiento espectacular ya está descontado. ¿Qué pasaría si la transición energética resultara más difícil de lo previsto?

Los vehículos de adquisición de energía verde (SPAC) también son una señal preocupante. Los SPAC verdes han recaudado 40.000 millones de dólares sólo en 2020 con el mandato de adquirir activos de energía limpia aún no identificados. Por otro lado, las empresas de exploración y producción de petróleo y gas sólo recaudaron 5.200 millones de dólares en 2020 para desarrollar sus bases de activos probados existentes. Teniendo en cuenta lo difícil que puede ser el desarrollo de productos de energía limpia, nos tememos que la mayor parte de estas SPAC verdes probablemente acaben siendo canceladas por completo.

El malo: las proyecciones optimistas

En nuestra opinión, incluso los informes y proyecciones de fuentes reputadas como la Asociación Internacional de la Energía (AIE) parecen demasiado optimistas sobre las energías renovables y su capacidad para reducir las emisiones de carbono. En otras palabras, la transición energética puede ser más difícil de lo que muchos prevén.

Creemos que las Perspectivas Energéticas Mundiales de la AIE tienen varios errores. Las perspectivas proyectan una reducción del 60% en los próximos 20 años, pero utilizan un par de supuestos que creemos que resultarán equivocadas. En primer lugar, la agencia prevé que la demanda de energía per cápita disminuirá un 25%. 

Según un estudio estadístico de BP, no ha habido ni un solo periodo de 20 años, desde que comienzan sus datos en 1965, en el que la demanda per cápita haya disminuido más de un 0,1%, lo que hace insostenible esta hipótesis.

La previsión del informe de que el CO2 por unidad de energía se reducirá en un 50% también parece demasiado optimista. Países como Alemania, que han pasado la mayor parte de dos décadas persiguiendo agresivamente planes energéticos centrados en las energías renovables, no se han acercado a conseguir tales resultados.

El bueno: los políticos piensan de forma más amplia y práctica

Para terminar con una nota positiva, nos anima que los políticos estén adoptando una visión holística muy necesaria para resolver el problema de las emisiones de carbono. Hay indicios de que quizá los inversores y los responsables políticos están empezando a apreciar las limitaciones de la actual transición "verde". El gobierno de Joe Biden ha adoptado la postura más favorable a la energía nuclear en décadas. Retrasar el cierre de centrales nucleares (que se rumorea actualmente) sería un gran paso en la dirección correcta. En cuanto a las inversiones, estamos muy impresionados por el trabajo realizado por Breakthrough Energy Ventures (BEV). Fundada por Bill Gates, BEV parece entender los matices de la transición energética. No es de extrañar que BEV esté fuertemente invertida en energía nuclear junto a otras tecnologías.


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Goehring & Rozencwajg fue fundada por Leigh Goehring, una de las principales autoridades en la inversión en materias primas a nivel mundial, y su socio desde hace mucho tiempo, Adam Rozencwajg. Ambos colaboraron originalmente en Chilton Investment Company, donde gestionaron más de 5.000 millones de dólares en activos dentro de la estrategia global de recursos naturales de Chilton. 



Fuente: Goehring & Rozencwajg

http://blog.gorozen.com/blog/green-energy-investment-mania-the-good-the-bad-and-the-ugly

Imagen: Yahoo! Finance

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