Como Millennial trabajando en la industria de la inversión, las tendencias que afectan a los inversores más jóvenes tienden a despertar mi interés. Los Millennials (personas nacidas entre 1981 y 1996) se encuentran actualmente en una etapa de la vida marcada por importantes decisiones financieras con grandes compras, pago de deudas y ahorros compitiendo por su atención. Independientemente de las prioridades de un individuo, hay un punto que es difícil de discutir: la forma en que los Millennials invierten puede tener serias implicaciones para su bienestar financiero a largo plazo.
Desde el punto de vista de la asignación de activos, los Millennials parecen en general más interesados en poseer acciones de tecnología de moda que los nombres de valor tradicionales (acciones que cotizan por debajo de su valor razonable). Una reciente encuesta de Business Insider indicó que las acciones a largo plazo favoritas del subconjunto de Millennials son las compañías de mega-capitalización orientadas a la tecnología, y las tres primeras respuestas (Amazon, Microsoft y Apple) representan casi el 20% de todos los votos. Sin embargo, los inversores Millennials, más que cualquier otro grupo demográfico, pueden estar mejor posicionados para beneficiarse de al menos cierta exposición al valor en sus carteras de acciones.
Antes de explorar por qué los Millennials deberían poseer acciones de valor, es útil entender por qué normalmente no lo hacen. A estas alturas, la imagen de un Millennial que busca la satisfacción instantánea es un cliché; sin embargo, varios factores de comportamiento bien documentados pueden estar contribuyendo a que estén sobreponderando las acciones de crecimiento tradicionales.
Sesgo de familiaridad: instintivamente, la gente favorece lo que sabe. La familiaridad puede hacer que los individuos sean leales (a veces de forma irracional) a las cosas a las que están más expuestos. Para los Millennials, este sesgo se manifiesta comúnmente como la confusión de "productos que uso regularmente" con atractivas oportunidades de inversión. Por ejemplo, comprar a diario en Amazon no debe llevar a la decisión de comprar las acciones de la empresa.
Prueba social: la tendencia cognitiva de basar el propio comportamiento en el de los demás se conoce como prueba social. Para los Millennials, este factor se amplifica por el papel integral que la tecnología juega en la vida diaria. En particular, las redes sociales y la cultura de la revisión online (es decir, la búsqueda de soluciones que sean "más valoradas" o "más populares" entre sus pares) pueden hacer que los Millennials sean más propensos a buscar acciones que han subido mucho o ampliamente recomendadas en el momento de tomar decisiones de inversión.
Aversión a las pérdidas: según los economistas especializados en el comportamiento, las personas prefieren evitar las pérdidas a adquirir ganancias de igual magnitud. Este sesgo cognitivo explica por qué el dolor de perder 20 dólares supera la emoción de encontrar 20 dólares. En un plazo relativamente corto, los inversores Millennials han experimentado tres grandes descensos del mercado (impulsados por el 11-S, la crisis financiera mundial y el Covid-19), lo que les ha llevado potencialmente a evitar las tradicionalmente fuera de moda acciones de valor por miedo a sufrir pérdidas adicionales.
Titulares recientes indican que muchos inversores Millennials han utilizado la volatilidad relacionada con la pandemia para aumentar su exposición a las acciones. La introducción de aplicaciones móviles que ponen las oportunidades de inversión al alcance de la mano (e incluso ofrecen "acciones gratuitas" por descargarlas) ha derribado las barreras percibidas para invertir de los Millennials. A la luz de una mayor accesibilidad, y de nuestras tendencias de comportamiento humano, ¿por qué deberían los Millennials poseer acciones de valor?
Los fundamentales son importantes. Benjamin Graham y David Dodd sentaron las bases de la inversión de valor en Security Analysis, publicado en 1934. El libro animaba a los lectores a estimar el valor intrínseco de las acciones usando factores fundamentales, como los activos de la compañía, las ganancias y el pago de dividendos, y luego buscar acciones con descuentos a esos valores. Casi un siglo después, los fundamentales siguen siendo importantes, aunque a veces se ven eclipsados por el entusiasmo en torno a una empresa concreta o a un enérgico director general. Por ejemplo, Tesla (la cuarta respuesta en la encuesta de Business Insider) cotiza a un valor empresarial 10 veces mayor que Daimler (Mercedes-Benz) o BMW, que también tienen florecientes negocios de vehículos eléctricos. A pesar de estas valoraciones, Tesla genera un flujo de caja significativamente menor que cualquiera de los dos comparables y tiene un rendimiento inferior a ambos en las medidas fundamentales clave. Nosotros consideramos que la relación entre el precio de las acciones de una empresa y su valor fundamental subyacente es fundamental para el éxito de la inversión.
La diversificación reduce el riesgo. Los resultados de una reciente encuesta de Glassdoor que identificó a los 10 principales empleadores objetivo de los Millennials se parecen inquietantemente a su lista de favoritos de acciones a largo plazo. Sin embargo, el exceso de concentración en acciones de una empresa (o industria) en la que se trabaja puede tener consecuencias nefastas. Por ejemplo, en 2001, el 62% de los activos 401k (plan de pensiones de empresa) de los empleados de Enron estaban en acciones de la compañía, dejando a miles de personas teniendo que reconstruir tanto sus carreras como sus ahorros para la jubilación tras el colapso de la empresa. Además de diversificar la exposición a su trabajo, las acciones de valor pueden compensar las ponderaciones excesivas de las acciones de momentum en las carteras pasivas. Al tratar de jugar a lo seguro en un fondo indexado por capitalización de mercado, los Millennials pueden involuntariamente invitar al riesgo cargando la cartera en un puñado de nombres populares.
Un horizonte a largo plazo crea oportunidades. Incluso con los Millennials más viejos teniendo 25-30 años hasta la jubilación, este grupo de inversores tiene un horizonte de tiempo relativamente largo. En la inversión de valor, la paciencia presenta oportunidades. La disciplina frente a la volatilidad a corto plazo puede recompensar a los inversores. Por el contrario, tratar de anticiparse a los movimientos de los precios a corto plazo es una tarea especulativa. Aunque operar se ha vuelto más barato y fácil para los Millennials, el apalancamiento de estas tendencias para perseguir la rentabilidad puede no producir beneficios a largo plazo.
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Fuente: Oakmark Funds Insights
https://oakmark.com/news-insights/why-millennials-should-own-value-stocks/
Imagen: The Sensory Lab
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