Ahora que China entra en un nuevo año, resulta apropiado establecer una comparación con el animal del zodiaco de este año, el dragón. Sin duda, a la economía china le vendría bien un poco de suerte y fuerza, atributos asociados al dragón. Sin embargo, la pregunta clave sigue siendo: ¿se calentará el mercado o simplemente se quemarán los inversores?

Si retrocedemos un año, los inversores preveían una fuerte recuperación en China tras el esperado adiós a su política de tipos de interés cero. Este optimismo duró poco. El repunte del mercado bursátil chino se frenó rápidamente al hacerse alarmantemente evidentes los problemas estructurales. Los profundos problemas del sector inmobiliario, con impagos de grandes promotores encabezados por el gigante inmobiliario Evergrande, repercutieron en los prestamistas nacionales. Los flujos de inversión extranjera directa, la fabricación nacional, las exportaciones y el gasto de los consumidores se mantuvieron débiles, exacerbando el ciclo deflacionista de China. Estos problemas dejaron la renta variable china en mínimos históricos.

Sin embargo, un análisis más detallado de los indicadores clave podría indicar una desconexión entre el sentimiento del mercado y la realidad sobre el terreno. Las ventas en taquilla aumentaron en 2023, el turismo nacional está en auge y los gastos de viaje previstos para 2024 superan las cifras de 2019, y las ventas de automóviles están alcanzando máximos sin precedentes. Todas estas son señales importantes para un posible repunte del gasto de los consumidores este año.

Además, el Gobierno chino ha tomado medidas para reforzar la demanda interna, apoyar el mercado bursátil y dejar de depender excesivamente de la inversión en infraestructuras e inmobiliaria. Una medida reciente de Pekín para mitigar las ventas masivas en el mercado y promover la estabilidad consiste en el aumento de las compras de ETF del mercado de valores chino por parte de fondos estatales y soberanos.

Aunque las medidas adoptadas hasta ahora no han llegado a ser las intervenciones fiscales sustanciales que esperaban muchos inversores, no debe ignorarse el efecto acumulativo de las iniciativas a menor escala del Gobierno. Además, la próxima sesión de la Asamblea Popular Nacional (APN) de China, los días 4 y 5 de marzo, es una reunión anual clave en la que se desvelarán los planes de desarrollo económico y social para el año. Los analistas esperan un objetivo de crecimiento del PIB del 5% y el anuncio de nuevas medidas para impulsar el crecimiento, apoyar la demanda y mejorar el entorno empresarial.

Así pues, dadas las atractivas valoraciones de China, la mejora de la confianza de los consumidores y el creciente apoyo fiscal, ¿por qué seguimos invirtiendo con cautela en China?

En primer lugar, a pesar de algunos signos positivos, siguen existiendo retos estructurales. El 70% de la riqueza de los hogares está vinculada al sector inmobiliario, y la crisis no ha terminado en absoluto. La inversión inmobiliaria y la nueva construcción cayeron un 9,6% y un 20,4% respectivamente en 20231. Además, la orden de liquidación de Evergrande en enero y la petición de liquidación presentada contra Country Garden el 28 de febrero están exacerbando la falta de confianza en el sector inmobiliario. Esto puede conducir a un periodo prolongado de cautela en el gasto de los consumidores.

Además, la intervención del PCCh en la economía, unida a las normas de gobierno corporativo menos estrictas de las empresas chinas en comparación con sus homólogas asiáticas de los mercados emergentes, siguen alejándonos de la inversión directa en China. La casi destrucción del sector EdTech en 2021 por parte de la CCP es un buen ejemplo de los riesgos regulatorios inherentes al país.

Por último, en lo que respecta a las empresas, rara vez encontramos el nivel de gobernanza, calidad fundamental e innovación que satisfaga nuestros criterios de inversión. En su lugar, preferimos acceder al mercado chino indirectamente a través de países como Taiwán y Corea del Sur, que también se benefician de la mejora de la confianza de los consumidores en China. Por ejemplo, nuestra cartera incluye Elite Material, una empresa taiwanesa especializada en componentes para la industria de semiconductores. Cuenta con instalaciones de fabricación en toda China y genera una parte importante de sus ingresos en el país, al tiempo que ofrece normas taiwanesas de gobernanza y transparencia.

Ningún inversor puede permitirse ignorar a la segunda mayor economía del mundo, y todavía se prevé que China crezca un 4,6% en 20242, mucho más rápido que cualquier economía de mercado desarrollada y que muchos de sus homólogos de mercados emergentes. Así pues, seguimos rastreando el mercado chino en busca de empresas interesantes que cumplan nuestros criterios de inversión de calidad.  


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Fuente / Autor: Mobius Capital Partners

https://www.mobiuscapitalpartners.com/news/the-chinese-market-sparks-or-scorches

Imagen: iStock

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