Es bastante sencillo identificar una burbuja especulativa de proporciones épicas en las acciones: si Wall Street dice que no es una burbuja, es una burbuja. Como expliqué en El dinero inteligente ya ha vendido, desde el punto de vista del largo plazo todo el juego de la "inversión" se reduce a una dinámica:

"Wall Street y la Reserva Federal inflan una burbuja especulativa sin precedentes financiada por la deuda y luego atraen a los inversores minoristas (es decir, a los jugadores) con la promesa de que las enormes ganancias apenas están comenzando, que hay mucho más dinero fácil por delante, etc. Luego, Wall Street distribuye (vende a lo largo del tiempo para no alertar a la complaciente manada de apostadores minoristas) sus acciones de basura sobrevalorada a los tenedores de aciones, y luego, para sorpresa de todos (o no), el mercado se desploma repentinamente al estallar la insostenible burbuja."

Wall Street tiene una larga práctica en cómo tranquilizar al rebaño: dado que los insiders (aquellos consejeros o accionistas significativos de una compañía que realizan operaciones de compra/venta de acciones de la empresa donde realizan su actividad) han impulsado el mercado al alza durante años en cada caída (con los billones gratuitos de la Reserva Federal echando una mano), los bolsistas han sido bien entrenados para comprar las caída incluso cuando no se sostiene el clásico "esta vez es diferente". 

Siendo la psicología humana lo que es, los tenedores de acciones desesperados se aferran a la creencia ilusoria de que una recuperación hacia nuevos máximos está a la vuelta de la esquina, porque eso es lo que el mercado ha hecho durante 13 años consecutivos.

Cada década más o menos (1999-2000, 2007-2008, y ahora 2020-2021), el ejército itinerante de Wall Street arroja las mismas justificaciones para decir que "esto no es una burbuja": se nos asegura que este repunte apenas está comenzando porque:

  1. los beneficios de las empresas están aumentando y apoyarán valoraciones mucho más altas; 

  2. la Reserva Federal nunca dejará que estalle ninguna burbuja (dicho con estas palabras) y 

  3. si miramos los gráficos comparativos de los quatloos (una moneda aparecida en Star Trek), la libra esterlina en la década de 1820, el precio actual del sake en la Bolsa de Sendai y los futuros del guano de murciélago, es obvio que el S&P 500 sigue infravalorado (se utilizan todos los gráficos arcanos posibles para asombrar a los bolsistas).

Por desgracia, todo es demasiado fácil. Lo más difícil es esperar a que el dolor del estallido de la última burbuja disminuya lo suficiente como para que la codicia supere a la cautela. Wall Street sólo tuvo que esperar cinco años desde el nadir de la burbuja puntocom en 2003 hasta el siguiente estallido de la burbuja en 2008; la espera desde 2008 hasta 2021 ha sido insoportablemente larga. Hemos tenido que esperar trece años para que el rebaño minorista se lanzara, para que la compra de acciones a crédito se dispare a nuevos extremos, para que las posiciones cortas caigan a mínimos de varias décadas.

Pero por fin ha llegado la hora del espectáculo, y los bolsistas siguen comprando mercancía averiada cuyo valor está garantizado que se desplomará. La fase posterior al colapso de la burbuja ya está siendo preparada: nadie podría haber visto esto venir,  excepto cualquiera que prestara atención a algo más que a charlatanes  interesados.


Gráfico, Gráfico de líneas

Descripción generada automáticamente

Fuente: ZeroHedge, oftwominds.com, S&P Dow Jones Indices


El dolor y el crujir de dientes serán colosales para los bolsistas, al igual que los beneficios para los insiders de Wall Street. Afortunadamente, tienen una larga práctica en mostrarse tristes en público, como si compartieran el dolor, y en ocultar su alegría por salirse con la suya una vez más con la vieja trampa de "esto no es una burbuja".


Fuente: ZeroHedge, oftwominds.com


Lo que nadie se atreve a preguntar es: ¿les quedará algo a los bolsistas después de que estalle esta burbuja de "a la tercera va la vencida"? No nos digan que este es el final del camino para la trampa de "esto no es una burbuja". Sin los crédulos poseedores de acciones alimentados por la codicia y con dinero/crédito para apostar, el juego ha terminado.


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Fuente / Autor: ZeroHedge / Charles Hugh Smith

https://www.zerohedge.com/markets/how-identify-bubble-wall-street-says-its-not-bubble

Imagen: Charles River Associates

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