Pregunta de un lector:
"En lugar de diversificar, ¿merece la pena aconsejar a los clientes que desarrollen su fortaleza mental? Esto sería similar a cómo enseñamos a los jóvenes atletas a crecer a través de las pérdidas y los fracasos. Aprender a asumir pérdidas en inversiones a corto plazo sabiendo que a largo plazo obtendrán mayores ganancias en acciones."
Es una pregunta excelente, porque el dinero tiene más que ver con el comportamiento que con los números.
Por un lado, asumir las pérdidas es uno de los aspectos más importantes de la inversión. Sin dolor no hay ganancia.
Entiendo la idea de mantener el nivel de riesgo en un punto que le permita dormir por la noche. Puede que ahora duerma mejor si tiene toda su cartera en efectivo porque no hay volatilidad ni pérdidas nominales. Pero probablemente pasará muchas noches en vela en el futuro.
El riesgo y la recompensa van unidos por la cadera. Si quiere seguir el ritmo de la inflación o superarla, tiene que arriesgar su capital. No puede permitir que las preocupaciones a corto plazo desbaraten sus planes a largo plazo.
A veces, para mantener el rumbo hay que sentirse incómodo con las inversiones.
Si hubiera una solución fácil, todo el mundo lo haría. No existe una solución fácil cuando se trata de invertir.
Por otra parte, el mejor predictor del comportamiento futuro es el comportamiento pasado.
Algunos inversores simplemente no pueden evitarlo. Se vuelven codiciosos cuando otros son codiciosos. Se vuelven temerosos cuando otros son temerosos. Intentan cronometrar el mercado. Puede que tengan un plan, pero no pueden o no quieren seguirlo en los momentos más importantes.
Estas personas pueden necesitar una válvula de escape conductual o un cambio de estrategia que les ayude a mantener el rumbo.
La razón es que el conocimiento y la fuerza de voluntad por sí solos no bastan para cambiar el comportamiento.
Los investigadores examinaron la relación entre el conocimiento del VIH/SIDA y los métodos de prevención empleados por los habitantes de África. En Botsuana, más del 90% de las personas afirmaron saber que el uso del preservativo podía ayudar a prevenir la propagación de la enfermedad. Pero sólo el 60-70% de esas personas dijeron que utilizaban uno.
Uno de mis ejemplos favoritos es el de The Little Book of Behavioral Investing: How to Not Be Your Own Worst Enemy de James Montier. Montier escribió un libro excelente que entra en detalle sobre nuestros muchos recelos como especie cuando se trata de un mal comportamiento inversor.
En la conclusión del libro, Montier hace una admisión:
"Es hora de confesarse. Como cualquiera que me conozca puede atestiguar, tengo sobrepeso (aunque prefiero pensar que simplemente soy demasiado bajo para mi peso). De hecho, según el índice de masa corporal que compara la altura con el peso (diseñado por fascistas de la talla, estoy seguro) estoy en el límite entre el sobrepeso y la obesidad.
Sé cómo corregir este problema. Simplemente debería comer menos. Sin embargo, me resulta increíblemente difícil hacerlo. Así que a pesar de que sé cómo cambiar, no cambio, por lo que mis conocimientos no se traducen en un mejor comportamiento. Más bien archivo la información en la categoría de 'cosas que sé y decido ignorar'."
Sabe lo que debe hacer, pero la información no está a la altura de la naturaleza humana.
Tiene que poner en marcha sistemas para protegerse de su yo inferior.
Otro estudio observó a cientos de comensales en bufés chinos de todo el país para conocer mejor sus hábitos alimentarios y saber qué hacía que la gente comiera más o menos.
Descubrieron que la gente comía menos cuando utilizaba palillos o platos más pequeños. Comían más cuando utilizaban tenedores y platos más grandes. Las personas más delgadas examinaban el bufé antes de zambullirse en él y elegir los alimentos más apetitosos, mientras que los más comilones cogían un poco de todo.
Las personas que se sentaban más cerca del bufé ingerían más alimentos, mientras que las que se sentaban en sillas alejadas de la línea del bufé consumían menos calorías.
Existen paralelismos obvios con las inversiones.
Algunos inversores necesitan raciones más pequeñas y una diversificación más amplia. A veces es necesario apartar la silla del bufé para no centrarse en los resultados a corto plazo o en los rendimientos de otros inversores que tienen objetivos y horizontes temporales diferentes a los nuestros.
Puede que no parezca lo óptimo para alguien con fuerza de voluntad para mantener el rumbo, pero algunos inversores necesitan una vía de escape conductual. Si una asignación del 10% a una estrategia le permite seguir con el otro 90% de naturaleza más a largo plazo, para mí es una victoria.
Conozco a muchos inversores que tienen la capacidad de seguir una cartera contra viento y marea. No necesitan ninguna mejora del comportamiento. Pueden cruzarse de brazos y no hacer nada durante un mercado bajista y no actúan por FOMO (Fear Of Missing Out, miedo a perdérselo) durante un mercado alcista.
Estos inversores existen y pueden optimizar su cartera tanto como sea humanamente posible.
También conozco a muchos inversores que no tienen la capacidad de capear el temporal ni de olvidarse por completo de todo.
Estos inversores pueden necesitar bajar el nivel de riesgo o incorporar otras estrategias para mantener el rumbo.
Todo se reduce a conocer sus puntos débiles como inversor.
Para los particulares, eso significa conocerse a uno mismo. Para los asesores, significa conocer a su cliente.
No puedes ayudar a alguien a invertir su dinero si no entiendes cómo se comporta a la hora de tomar decisiones monetarias.
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Considere este y otros artículos como marcos de aprendizaje y reflexión, no son recomendaciones de inversión. Si este artículo despierta su interés en el activo, el país, la compañía o el sector que hemos mencionado, debería ser el principio, no el final, de su análisis.
Lea los informes sectoriales, los informes anuales de las compañías, hable con la dirección, construya sus modelos, reafirme sus propias conclusiones, ponga a prueba nuestras suposiciones y forme las suyas propias.
Por favor, haga su propio análisis.
Ben Carlson, CFA es Director de Gestión de Activos Institucionales de Ritholtz Wealth Management. Autor de los libros A Wealth of Common Sense: Why Simplicity Trumps Complexity in Any Investment Plan y Organizational Alpha: How to Add Value in Institutional Asset Management, en 2017, fue nombrado en la lista de asesores financieros de Investment News 40 Under 40. En A Wealth of Common Sense trata de explicar las complejidades de los diversos aspectos de las finanzas de manera que todo el mundo pueda entenderlos.
Fuente / Autor: A Wealth of Common Sense / Ben Carlson
https://awealthofcommonsense.com/2024/04/knowledge-alone-doesnt-change-behavior/
Imagen: Quora
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