Esa es la famosa frase que Jack Nicholson le gritó a Tom Cruise en la película "Algunos hombres buenos". Evidencia del campo de las finanzas del comportamiento sugiere que los inversores no pueden soportar la verdad: muchos se engañan a sí mismos sobre sus propias habilidades y rendimiento. La habilidad de engañarse a sí mismos lleva a persistentes y costosos errores de inversión.
En 1965, a 50 conductores se les pidió que calificaran su habilidad y capacidad la última vez que estuvieron al volante. Alrededor de dos tercios dijeron que eran tan hábiles como siempre. Muchos incluso describieron su más reciente conducción como "extra buena". Lo que es particularmente interesante de este estudio realizado por dos psicólogos fue que todos los participantes habían terminado su última conducción en una ambulancia. Los informes de la policía mostraron que casi el 70% de los conductores eran directamente responsables de sus choques, casi el 60% tenía al menos dos infracciones de tráfico anteriores, un número similar había siniestrado totalmente sus coches, y casi el 50% se enfrentaba a cargos criminales.
Estos datos pueden parecer extraños a la luz del grupo de participantes. Sin embargo, el exceso de confianza es un rasgo demasiado humano. Los mismos psicólogos entrevistaron a personas con un historial de conducción limpio y encontraron que más del 90% se creía superior a la media.
En un artículo del New York Times, los profesores Richard Thaler y Robert Shiller señalaron que los inversores individuales y los gestores de dinero persisten en su creencia de que están dotados de más y mejor información que otros, y que pueden obtener beneficios seleccionando acciones. Esta idea ayuda a explicar por qué los inversores individuales creen que pueden:
Seleccionar acciones que superen el rendimiento del mercado.
Hacer market timing para estar en el mercado cuando sube y fuera cuando baja.
Identificar a los pocos gestores activos que superarán a sus respectivos benchmark.
Incluso aunque los individuos piensan que es difícil batir al mercado, confían en que ellos mismos pueden tener éxito. Esto es lo que el destacado economista Peter Bernstein decía al respecto: "La gestión activa es extraordinariamente difícil, porque hay muchos inversores con conocimientos y la información se mueve muy rápido. El mercado es difícil de batir. Hay mucha gente inteligente tratando de hacer lo mismo. Nadie dice que sea fácil. ¿Pero es posible? Sí." Esa pequeña posibilidad mantiene viva la esperanza. El exceso de confianza lleva a los inversores a creer que estarán entre los pocos que tengan éxito. Consideremos los datos de un estudio sobre inversores particulares.
La revista Money realizó un estudio con más de 500 inversores individuales. Casi el 30% declaró que sus carteras habían superado el índice Dow Jones en los 12 meses anteriores. Alrededor de un tercio declaró que sus carteras habían subido entre el 13 y el 20%, otro tercio declaró que ganaban entre el 21 y el 28%, y alrededor de un cuarto declaró que ganaban al menos el 29%. El 4% admitió que no tenía ni idea de lo que había ganado. Durante ese período, el Dow Jones realmente ganó más del 46% y superó a más de tres cuartos de todos los inversores.
El estudio, Positive Illusions and Forecasting Errors in Mutual Fund Investment Decisions (Ilusiones positivas y errores de previsión en las decisiones de inversión en fondos de inversión), buscaba la respuesta a la pregunta: "¿Por qué los inversores gastan tanto tiempo y dinero en fondos de inversión gestionados activamente, a pesar de que la gran mayoría de estos fondos son superados por los fondos indexados gestionados pasivamente?". Los autores concluyeron que la razón es que los inversores se engañan a sí mismos. Descubrieron que la mayoría de los participantes habían sobrestimado sistemáticamente tanto el rendimiento futuro como el rendimiento pasado de sus inversiones. De hecho, más de un tercio de los que creían haber batido al mercado, en realidad habían tenido un rendimiento inferior al menos en un 5%, y al menos un cuarto se quedó atrás por lo menos en un 15%. Sesgos como este contribuyen a que las decisiones de inversión no sean óptimas.
Pasemos ahora a los resultados del estudio, Why Inexperienced Investors Do Not Learn: They Do Not Know Their Past Portfolio Performance (Por qué los inversores inexpertos no aprenden: no conocen el comportamiento pasado de su cartera). Los autores, Markus Glaser y Martin Weber, analizaron el rendimiento real de las cuentas de corretaje online de inversores individuales. A continuación, presentamos un resumen de sus hallazgos:
Los inversores no pueden dar una estimación correcta del rendimiento pasado de sus carteras. El coeficiente de correlación entre las estimaciones de rendimiento y los rendimientos realizados no se distinguía de cero.
La gente se sobrevalora a sí misma. Sólo el 30% se consideraban a sí mismos como promedio. Los inversores sobreestimaron su propio rendimiento en un asombroso 11,5% anual. Y el rendimiento de la cartera estaba negativamente relacionado con la diferencia absoluta entre las estimaciones de rendimiento y los rendimientos realizados: cuanto más bajos eran los rendimientos, peores eran los inversores a la hora de juzgar sus rendimientos realizados. Parece probable que los inversores no puedan admitir lo mal que lo han hecho. Mientras que sólo el 5% creía que habían experimentado retornos negativos, la realidad era que el 25% lo había hecho.
En promedio, los inversores tienen un desempeño inferior a los benchmarks relevantes. Mientras que el promedio aritmético mensual de la rentabilidad del índice de referencia fue del 2,0%, la media de la rentabilidad bruta mensual de los inversores fue sólo del 0,5%. Y más del 75% de los inversores tuvieron un rendimiento inferior.
Los psicólogos también han encontrado que los inversores que tienen el "sentimiento de que controlan" tienen una mayor capacidad de engañarse a sí mismos. Un estudio de los inversores en planes de pensiones en EE.UU. que podían elegir sus propios fondos o permitir que alguien más decidiera por ellos, encontró que ambos grupos se engañaron sobre su rendimiento. Los inversores que permitieron que otros hicieran las selecciones en su nombre sólo exageraron sus rendimientos en más de un 2%. El grupo que "controlaba" exageró los rendimientos en casi un 9%.
Ciertamente es posible que los inversores batan al mercado. Sin embargo, las pruebas demuestran que la gran mayoría estaría mejor si simplemente aceptara los rendimientos del mercado. Como mínimo, los inversores deberían conocer las probabilidades de obtener un rendimiento superior. Por ejemplo, el informe de mediados de año 2020 de S&P Dow Jones Indices SPIVA U.S. encontró que durante el período de 15 años que termina en junio de 2020, el 87% de los fondos de empresas de gran capitalización y el 81% de los fondos de las de mediana y pequeña capitalización tuvieron un rendimiento inferior al de sus índices de referencia. Sólo en tres (large value, midcap growth and small growth) de 18 categorías tuvieron un rendimiento inferior al 80%. En ningún caso el porcentaje de los que tuvieron un rendimiento inferior fue inferior al 73%.
Desafortunadamente, parece que la mayoría de los inversores se engañan a sí mismos sobre esas probabilidades. Una razón podría ser que no conocen las pruebas. Otra es que no conocen sus propios antecedentes. Este tipo de autoengaño ayuda a explicar por qué los inversores exhiben el rasgo humano común de exceso de confianza. La mayoría de la gente quiere creer que están por encima de la media. Por lo tanto, la desconexión que los inversores tienen entre la realidad y la ilusión persiste.
Antes de concluir, queremos compartir nuestra historia favorita sobre el exceso de confianza de los inversores. Si alguien merece estar seguro de sus habilidades, parece lógico que sean los miembros del club de inversión MENSA (una asociación de personas con un alto coeficiente intelectual). La edición de junio de 2001 de Smart Money publicó que el club de inversión MENSA obtuvo un rendimiento de sólo el 2,5% en los 15 años anteriores, por debajo del índice S&P 500 en casi un 13% anual. Warren Smith, un inversor durante 35 años, reportó que su inversión original de $5.300 se había convertido en $9.300. Una inversión similar en el índice S&P 500 habría producido casi 300.000 dólares. Un inversor describió su estrategia como "comprar barato, vender barato". Los miembros de MENSA estaban demasiado confiados en que sus habilidades intelectuales superiores se traducirían en un rendimiento superior de la inversión.
La moraleja del cuento: es importante medir los rendimientos de sus inversiones y también compararlos con los índices de referencia apropiados. Hacerlo así le obligará a enfrentarse a la realidad en lugar de permitir que una ilusión socave su capacidad para alcanzar sus objetivos financieros.
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Fuente / Autor: Advisor Perspectives / Larry Swedroe
https://www.advisorperspectives.com/articles/2020/11/09/you-cant-handle-the-truth
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