No hay nada malo en esperar lo mejor. Pero el mejor de los casos rara vez es el que se cumple. Ser realista sobre lo que puede ocurrir te sitúa ante una serie de posibles resultados y te da tranquilidad.

Soñamos con alcanzar los mejores resultados, pero son poco frecuentes. No podemos olvidar reconocer todas las demás posibilidades de lo que puede ocurrir si queremos posicionarnos para el éxito.

"Esperar lo mejor, estar preparado para lo peor y no dejarse sorprender por nada en medio". 

Maya Angelou

Está bien esperar lo mejor, mirar cualquier situación en la que te encuentres y decir: "Esta vez lo tengo resuelto. Esta vez va a funcionar". En primer lugar, tener cierto grado de optimismo es necesario para intentar cualquier cosa nueva. Si no tuviéramos un exceso de confianza, nunca tendríamos las agallas de hacer algo tan arriesgado y con tan pocas probabilidades de éxito como iniciar un negocio, entablar una nueva relación o enviar ese correo electrónico frío. Anticipar que una nueva aventura funcionará te ayuda a superar los obstáculos y hacer que funcione.

En segundo lugar, a veces lo tenemos claro. A veces nuestras soluciones mejoran las cosas.

Sin embargo, incluso cuando se da el mejor de los casos, rara vez se desarrolla exactamente como estaba previsto. Algunas decisiones tienen consecuencias imprevistas con las que tenemos que lidiar. Podemos encontrarnos con obstáculos inesperados por falta de información. O puede que la aplicación completa de todas nuestras ideas y aspiraciones lleve mucho más tiempo del que habíamos planeado.

Cuando se echa un vistazo a la historia, rara vez encontramos los mejores resultados.

Claro que a veces ocurren, quizá más de lo que pensamos, ya que no se registran todos los acontecimientos del pasado. Pero seamos sinceros: incluso las victorias históricas, como el desarrollo de la vacuna contra la poliomielitis y el descubrimiento de la producción de agua potable, no se produjeron sin problemas. Todavía hay personas que no pueden o no quieren vacunarse contra la polio. Y todavía hay muchas personas en el mundo, incluso en países desarrollados como Canadá, que no tienen acceso a agua potable.

Los mejores resultados en estas situaciones, un mundo sin polio y un mundo con agua potable disponible en todo el mundo, no se han producido, a pesar de la existencia de una tecnología fiable y probada que puede hacer que estos resultados sean una realidad.

Hay muchas razones por las que, en estas situaciones, no hemos conseguido los mejores resultados. Además, este tipo de situaciones no son inusuales. Rara vez logramos nuestro sueño. Cuanto más complicada es una situación, cuanto más gente implica, cuantas más variables y dependencias existen, más improbable es que todo salga bien.

Si reducimos nuestro alcance y decimos, por ejemplo, que el mejor escenario para este viernes por la noche es que no se queme la pizza, que todos nos pongamos de acuerdo en una película y que no se vaya la luz, es más probable que lo consigamos. Hay menos variables, así que hay más posibilidades de que ese escenario concreto se cumpla.

El problema es que la mayoría de nosotros planeamos como si viviéramos en un mundo fácil de anticipar el viernes por la noche. No es así.

No hay soluciones mágicas para los complicados retos a los que se enfrenta la sociedad. Sólo hay trabajo duro, planificación para el amplio espectro del comportamiento humano, ajuste a las condiciones cambiantes y perseverancia. Hay muchos resultados posibles para cualquier esfuerzo y sólo uno que consideramos el mejor de los casos.

Por eso, los mejores resultados son valores atípicos estadísticos: son sólo una posibilidad en un mar de muchos. Puede que se produzcan, pero es mucho mejor prepararse para la probabilidad de que no se produzcan.

Nuestras expectativas son importantes. Anticipar una serie de resultados puede hacernos sentir mejor. Si esperamos lo mejor y sucede, nos sentimos simplemente satisfechos. Si esperamos menos y ocurre algo mejor, estamos encantados.

Saber que el futuro probablemente no va a ser todo sol y rosas nos permite prepararnos para una variedad de resultados más probables, incluidos algunos de los malos. A veces, también, cuando se produce el peor de los escenarios, es un gran alivio. Nos damos cuenta de que no todo es malo, que no hemos muerto y que podemos arreglárnoslas si vuelve a ocurrir. La preparación y el saber que puedes manejar un amplio espectro de posibles retos es la forma de conseguir la tranquilidad de no ser sorprendido por nada entre lo peor y lo mejor.


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Experto en seguridad cibernética del principal organismo de inteligencia de Canadá, Shane Parrish en su web Farnam Street, insta a los visitantes a "actualizarse", ayudándote a dominar lo mejor de lo que otras personas ya han descubierto.



Fuente / Autor: Farnam Street / Shane Parrish

https://fs.blog/2021/02/best-case/

Imagen: wptravelbooking.com

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